Tres ideas de colores
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Idea 1: el coche rojo
Hace unas cuantas semanas decidí ir a tomarme unas cervezas con un par de mis mejores amigos en un jueves por la tarde. Ya estoy viejito, entonces un par de cervezas ya me causan un poco de resaca y, por lo tanto, una mañana de viernes lenta. Este semestre doy clases los viernes en la mañana, así que, naturalmente, se me hizo un poco tarde. En Ljubljana, la ciudad donde vivo, es muy fácil moverse en bicicleta y aunque la facultad donde doy clases está del otro lado de la ciudad, la bici sigue siendo mi medio de transporte por default.
En fin, iba tarde, y en una calle pequeña del centro el semáforo de bicicletas cambió de verde a rojo a unos dos metros de que llegara a la esquina. No había un solo coche y se me hizo fácil pasarme el alto. En la siguiente esquina me detuvo una patrulla, porque notó que me pasé el alto. Como todos los días, iba en bici escuchando un podcast (está prohibido usar audífonos) y de acuerdo al oficial también iba manejando sin manos; de esto último no me acuerdo pero no me sorprendería, hacía un poquito de frío. Para no hacer la historia más larga, me llevé una multa de un poco más de 300 eur. Me la merecía, eso no está a discusión.
Esa misma tarde, cuando iba de regreso a casa (sin audífonos y con mucho cuidado) conté por lo menos 8 personas usando audífonos de diadema mientras andaban en bici; si a estos agregamos todos los que llevan audífonos de chícharo y todos los que no vi, me atrevo a decir que un buen porcentaje de los ciclistas andan en bicicleta con audífonos pero casi nadie es multado. Esto me hizo enojar un poquito.
Luego también me hizo recordar una idea de la que leí hace mucho, el fenómeno del coche rojo. Si en un día al azar te pregunto ¿cuántos coches rojos has visto? lo más probable es que no tengas idea de qué contestarme, pero es probable que no pienses que viste muchísimos (porque lo habrías notado). Sin embargo si hoy te digo, mañana en la noche te voy a preguntar cuántos coches rojos viste durante el día, lo más probable es que mañana prestes mucha más atención a cada coche rojo que veas y por lo tanto te quedes con la impresión de que ese día había muchísimos coches rojos en la ciudad . En realidad, la cantidad de coches rojos con los que nos topamos en cualquier día promedio probablemente cambia muy poco, no hay ninguna razón para que el viernes veamos más coches rojos que el jueves.
En muchas aspectos de nuestra vida reaccionamos igual, nuestro contexto personal nos hace imaginar que las cosas que suceden a nuestro al rededor se alinean con lo que esperamos que suceda. Igualito conmigo notando que muchísimas personas usan audífonos. Este fenómeno se vuelve particularmente peligroso cuando los coches rojos en nuestra vida son problemas, personas que nos tratan mal, dificultades en el trabajo, estrés… si nos enfocamos en contar estos coches rojos, es muy probable que empecemos a pensar que tenemos una vida bastante jodida, cuando la verdad, es que, quitando específicas circunstancias, lo más probable es que tengamos una vida bastante ok. Es más, si tienes la libertad de estar leyendo el blog de un matemático que decidió contarte cómo lo multaron, chances hay que tengas una vida con dos que tres comodidades, así que no te preocupes tanto de tus coches rojos.
Idea 2: el punto azul.
Esta es una idea que generaliza un poco la idea anterior. En mi caso, la leí por primera vez en uno de los libros de Mark Manson. Si usted, querido lector, no lo conoce de verdad le invito a que le eche un ojo a su contenido. Yo confieso ser un poquito un fanboy de este cuate, o quizás en palabras más profesionales, debería decir muchas de sus ideas se alinean con las mías.
Regresando al punto azul. Este es una manera coloquial a un fenómeno conocido como Cambio de concepto inducido por la prevalence (prevalence-induced concept change). En palabras más mundanas, este fenómeno explica por qué, a pesar de que en la mayoría de nosotros vivimos en ambientes más o menos estables, y en general todo más o menos camina (si no de manera permanente, por lo menos en etapas de nuestra vida), seguimos pensando que la vida está dura. Incluso si no es tu caso, es probable que si ves alrededor no te resulte difícil encontrar ejemplos de personas que dices “esta persona tiene todo a su favor y de todos modos vive estresada”.
El fenómeno va más o menos así: a un grupo de personas se les pidió que identificaran los puntos (o más bien, círculos) azules dentro de una familia de unos cuantos puntos cuyo color variaba entre distintos tonos de morado, azul y verde. Luego de un rato, el número de puntos azules mostrados fue disminuyendo, sin embargo las personas empezaron a decidir que algunos puntos morados eran azules, puntos que al inicio del experimento no fueron pensados como azules. En otras palabras, su noción de qué puntos eran azules se hizo más amplia cuando el número de puntos que realmente eran azules se redujo.
Este estudio se generalizo a la siguiente situación: se les mostraron algunas caras a las personas y se les pidió que identificaran aquellas que lucían poco amigables, o amenazadoras. El resultado fue el mismo: con el tiempo, las caras que las personas elegían como amenazadoras al inicio del experimento empezaron a aparecer menos frecuentemente y entonces las personas comenzaron a elegir caras que no habían elegido al iniciar el experimento. Su noción de cuándo una cara representaba una amenaza se expandió ante la ausencia de caras que representaban una amenaza al principio.
El fenómeno no es solo visual, el mismo fenómeno ocurrió cuando a las personas se les pidió que decidieran cuando una situación era poco moral/ética. Al inicio las personas suelen ser muy buenas decidiendo, cuando la cantidad de situaciones poco éticas eran abundantes, pero conforme el número de estas fue reduciendo, las personas comenzaron a etiquetar como no éticas situaciones que habrían dejado pasar en el pasado.
Esto también sucede con nuestros problemas: entre menos problemas o situaciones difíciles tengamos en nuestra vida, tendemos a redefinir qué quiere decir difícil o retador para nosotros. En palabras más mundanas: entre más fácil la tengamos, más fácil nos ahogamos en vasos de agua. Debo confesar que este fenómeno es uno de los que más he notado cuando comparo la vida cotidiana del mexicano promedio contra la vida cotidiana del esloveno promedio. Estos cuates muchas veces se ahogan en problemas que muchas personas en mi país enfrentan cotidianamente (¡Y me da mucho gusto que así sea!).
Para no hacer más larga la historia dejo un link a un video donde Mark Marson habla de este fenómeno y al estudio original.
Idea 3: el clip rojo
En esta seré breve. En 2005 el blogger canadiense Kyle MacDonald se hizo famoso en internet. Kyle comenzó su historia con un clip para papel rojo, el cual intercambió por una pluma con forma de pez. Después de esto intercambió la pluma por algo más y con el tiempo y luego de un par de docenas de cambios, Kyle culminó su cadena de intercambios con una casa. Es decir, Kyle intercambió, en muchos pasos, un clip rojo de papel por una casa.
¿Cómo lo logró? bueno, la verdad, con un montón de suerte. Sin embargo, más allá de las razones por las cuales los intercambios sucedieron, la clave en el proceso es que en cada uno de sus pasos, el objeto que recibía representaba una pequeña ganancia con respecto al objeto que entregaba.
¿Cómo se conecta el clip rojo con las otras dos ideas? Bueno, no sé si mi conexión va a parecer un poco chafa, pero cuando una de las creencias que sostengo hoy en día es que es imposible vivir en una vida libre de problemas. Siempre va a suceder algo, e incluso cuando nuestra vida objetivamente mejora, el fenómeno del punto azul garantiza que vamos a seguir encontrando problemas en nuestra vida. Más aún, considero que cada decisión que tomamos representa in intercambio de problemas, e.g. cuando decidimos ir al gimnasio estamos decidiendo soportar el dolor muscular y el esfuerzo que requiere, a cambio de mejorar nuestra salud (y evitar los problemas que trae estar en mal estado físico).
Asumiendo estos principios, creo que el clip rojo nos puede dar una estrategia para llevarla más leve: si en la vida nunca vamos a dejar de tener problemas, tal vez deberíamos de enfocar una buena parte de nuestra energía en que los problemas que recibimos sean mejores, o se alineen mejor con nuestros valores y principios, que los problemas que estamos dejando ir.
Aquí un link a la historia original del clip rojo.